Guillermo y Jose están en el coche del segundo.
--es tarde, te llevo a casa.
--no, no vuelvas con lo mismo.
--es que eres un necio. Poder venir tranquilamente conmigo empeñarte en tomar el bus.
--No se me hace tan pesado el viaje.
--Ahora que llegas a tu casa aún tienes que limpiar, si yo te llevo a tu casa almenos podrás descansar más.
--es que yo...
Jose no lo deja seguir:
--me da cargo de conciencia que pudiéndote llevar yo tengas que ir en transporte público. Te tendría que llevar cada día así que hoy ya no te dejo que te bajes, no sé como la ves...
Guillermo le sonríe fraternalmente:
--¿¿porqué eres así conmigo?
--así, ¿¿como?
--ya sabes... me ayudas en todo, siempre me quieres poner las cosas fáciles.
--¿¿te molesta?
--no es eso, es que te desvives por mi. No vives tu propia vida, a veces siento que dependes demasiado de mi y eso no es bueno.
--pero es que eres el único amigo sincero que tengo, todos me tratan con demasiado respeto, sólo se me acerca por ser el hombre más rico del país. Tú sabes que yo hubiera preferido que mi papa se lo dejara todo a mi mama, no ha sido fácil ser un niño y millonario, desde la escuela me tenían apartado, es como si se me tuviera tener entre algodones, contigo ha sido diferente, conocerte ha sido lo mejor que me ha pasado. Gracias a ti salí de la soledad que era mi vida. Tú me has tratado como una persona, me has valorado por lo que soy, no por lo que tengo. Te quiero devolver un poco de lo mucho que me has dado ¿¿que tiene de malo??
Guillermo lo mira emocionado:
--tus palabras me halagan pero tu lo has dicho, nuestra amistad está más allá del dinero y para que siga siendo así quiero que nos tratemos de igual a igual.
--pero te puedo dar un abentón de vez en cuando.
Guillermo le sonríe y Jose suspira enamorado:
--Por hoy te lo agradezco pero que no lo tomes por costumbre.
--además, así aprovecho y paso más rato a tu lado. Eres la única persona que me hace caso y con la que puedo hablar.
--si tuvieras una novia, ya no me harías caso.
--No, claro que sí... tú eres diferente.
--Claro... tú y yo somos hombres, nos vemos como hermanos ¿no?
Jose se queda callado. Guillermo le gustaría poder estar seguro que los sentimientos de su amigo son lo que él puede corresponder pero tampoco se atreve a enfrentarlo directamente.
--Aunque yo si tengo un hermano, sabes que no tenemos la relación que a mi me hubiera gustado tener con David. Supongo que tú me ves así, que soy el hermano que no tienes. A veces los sentimientos se confunden pero aunque no tengamos la misma sangre somos hermanos.
Jose lo escucha en silencio, lo mira con admiración, cariño y fascinación. La cercanía de sus cuerpo le quema
Trini se queda en un rincón de la cama ruborizada. Se tapa con la sábana. Rodrigo está desnudo a su lado. A ella le avergüenza la desnudez de él.
--tápate, ¿no?
Rodrigo sonríe:
--No seas tonta. Ya no eres una niña, eres una mujer. Yo te he hecho mujer, ya me conoces... mi cuerpo no tiene secretos para ti y el tuyo tampoco tiene secretos para mi.
--si pero...
Rodrigo la mira seductor, la arranca la sábana a pesar que ella no quiere.
--así, desnuditos los dos. Así es más rico, ahora somos uno. Yo te quiero mirar, quiero que me mires.
--es que mi mama --dice ella con pena.
Él sonríe seductor:
--no pienses ahora en tu mamá, piensa solo en mi. Yo sé que has gozado, que te gustó hacer el amor.
Ella se da la vuelta con vergüenza:
--no me digas eso. Está mal.
Rodrigo la abraza y ella tiembla al sentirlo tan suyo.
--ya no hay marcha atrás, eres mi mujer. Sólo mía, ya nadie nos va a separar. Hemos hecho el amor y lo haremos muchas veces. Te quiero hacer mía y sé que tú a mi también. Me deseas tanto como yo a ti.
Ella lo mira con cierto miedo y le dice:
--yo te amo.
Rodrigo la mira seductor:
--¡¡claro... yo también¡¡
Trini lo abraza con miedo y él, como ella no lo ve, sonríe burlón.
--si mi madre se entera de esto que yo he hecho... ella siempre dice que los hombres se quieren burlar de las mujeres. Tiene tantos planes para mi... y ahora... eso ya no puede ser.
Trini lo mira con desesperación:
--no me dejes.
Rodrigo la mira y se finge muy enamorado:
--nos vamos a casar y tu madre ya no lo va a poder impedir.
Trini se siente más tranquila.
--yo te voy a cumplir y tanto que te voy a cumplir.--añade él.
La joven no se da cuenta que los ojos de su amado brillan de ambición. Mientras ella se refugia en sus brazos mientras él ya hace planes de todo lo que va a hacer con el dinero que logrará con su boda.
--me siento tan feliz en tus brazos --dice ella.
Él la mira con una dulzura fingida y le dice:
--¿ya se te está pasando la vergüencita?
--un poco.
--pues ya verás en nuestra segunda vez.
él se va a colocar sobre ella.
--¿otra vez?
--¿es que no quieres?
--pero es muy tarde.
--¿no se supone que vas a dormir con tu amiga? ¿no prefieres pasar toda la noche a tu lado?
--pero no está bien.
--claro que sí, ya somos uno y pronto nos vamos a casar.
--bueno, tan pronto no.
Él la mira fijamente:
--eso es lo que tú te crees --piensa-- claro que nos vamos a casar bien pronto.
Jose deja a Guillermo en la puerta de su casa.
--¿lo ves? En el autobús aún ni estarías a mitad de camino.
--pero no hacía falta que me llevaras hasta la puerta.
--ya puesto...
Guillermo le da una palmada en el hombro.
--hasta mañana.
--te vengo a buscar a la parada como siempre ¿eh?
--Como quieras, Jose.
Guillermo entra corriendo en su casa. Jose lo mira enamorado.
--te amo, te amo tanto --dice.
Guillermo entra en su casa, tiene que hacer toda la limpieza. Se sorprende al ver que su hermano ya llegó.
--¿y eso? ¿tú aquí?
Con envidia David le dice:
--vi que te trajeron en cochazo.
--sí, Jose insistió.
--¿¿y que te pide tu amiguita a cambio? --dice con desprecio.
--¡¡no te pases¡¡
--¡no me digas que no sabes que es gay¡¡
Guillermo lo mira con rabia y aunque él tiene sus sospechas no quiere que nadie le falte a su amigo.
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